MÓDULO 2: NOMBRAR A AMBOS SEXOS
Educar implica dar palabras a los niños y a las niñas que les permitan entender y actuar en este mundo; es decir, tener un lenguaje con el que interpretar, comunicar, expresar, crear. Cuando estas palabras son capaces de “tocar la realidad”, es decir, se ajustan con flexibilidad y delicadeza a aquello que se quiere describir, entonces un mundo nuevo se abre ante sus ojos. Si observas un instante, todas las personas hemos sentido en algún momento una intensa emoción al encontrar palabras que describen un sentimiento, o al contrario, también hemos sentido el desasosiego que produce el hecho de “no saber decir lo que se quiere decir” o el temor a que las palabras dichas se interpreten de modo erróneo. Por ello es importante aprender a utilizar palabras que nos produzcan bienestar porque se ajustan a la propia realidad y singularidad, porque narran justamente aquello que cada cual necesita y desea expresar.
Generalmente, las primeras palabras las recibimos de nuestra madre y ya hemos visto que son precisamente ellas (o quien ocupe ese lugar) las que habitualmente hacen viable la posibilidad de que sus hijos e hijas hablen y tengan palabras para vivir y relacionarse. La lengua materna es uno de los legados más valiosos dejados por nuestras madres o por quien haya realizado esa labor que ha hecho posible que hoy podamos hablar. Y es tarea de la escuela, de maestras y maestros, continuar con este trabajo.
En este módulo veremos que en el mundo vivimos hombres y mujeres y este hecho, que parece obvio, no siempre es expresado con palabras; es decir, la manera en la que en muchas ocasiones se utiliza el lenguaje oculta o minimiza las aportaciones de las mujeres y las niñas en la construcción de este mundo, así como su experiencia, sus avances, sus esperanzas o sus dificultades. Por ello, a través del módulo analizaremos y desarrollaremos propuestas que nos ayuden a tomar una mayor conciencia de que niños y niñas necesitan expresarse desde sí, desde su propia experiencia. Ello requiere un lenguaje sexuado que les permita, a unas y a otros, hablar de sus propias necesidades y deseos y sentir que ambos sexos tienen en este mundo representación simbólica.