SER REFERENTE DE DIVERSIDAD
Para terminar este módulo quisiéramos hablar sobre la presencia en el aula del profesorado, ya que cada docente es un referente de feminidad o de masculinidad para su alumnado. Enseñamos, no sólo con lo que decimos o dejamos de decir, sino también con cómo nos movemos y con cómo no nos movemos, con la forma de mirar a unas y a otros, con cómo expresamos los sentimientos, con nuestros gustos y deseos, con nuestra forma de vestir. Si el alumnado percibe riqueza y variedad en la forma de ser de su profesorado sentirá que puede mostrar formas diversas de ser niña o de ser niño.
Atreverse a ser singular, a mostrar formas diversas de ser, puede chocar con esa idea que circula con mucha fuerza y que dice que todo el equipo docente ha de tener los mismos criterios y transmitir las mismas nociones sobre la vida y las relaciones para que el alumnado pueda percibir cierta coherencia. Aunque es cierto que todo el profesorado ha de estar de acuerdo en que los comportamientos o planteamientos violentos y discriminatorios son intolerables dentro de un recinto escolar, también es cierto que, las diferentes formas de entender la vida, los matices y preguntas que cada docente se hace, las maneras diversas de relacionarse, los acentos que cada cual pone en una u otra cuestión son una riqueza para el alumnado que le permitiría, además, comprender que no es necesario plegarse a un patrón predeterminado para manejarse en el mundo o para ejercer un oficio con profesionalidad.
Si se permite además que esta diversidad circule en la relación que el profesorado establece entre sí, el intercambio y el diálogo supondrán una oportunidad para que cada docente pueda enriquecerse y llevar esa riqueza a su práctica educativa.
En este sentido, una maestra o un maestro que cambia, que crece, que evoluciona, es un gran referente de apertura hacia la vida.