La coeducación&: Dos sexos en un solo mundo

MÓDULO 1: COEDUCAR HOY

DOS SEXOS, UN MUNDO

Es probable que hayas oído a alguien decir “no somos hombres ni mujeres, sino personas”. Con este tipo de frases, muchas y muchos intentan liberarse de la imposición social de lo establecido como género masculino y femenino. Es decir, intentan expresar que por ser hombre o por ser mujer no tenemos que reproducir unos roles o estereotipos preestablecidos. O que, por ejemplo, los hombres pueden cuidar de un bebé del mismo modo que una mujer puede conducir un camión.  

Ahora bien, erradicar los estereotipos de nuestras vidas no significa que tengamos que prescindir de nuestro sexo, o lo que es lo mismo, de nuestro cuerpo que es sexuado en masculino o en femenino. Es cierto que unos y otras podemos hacer prácticamente las mismas cosas, pero la evidencia de los sentidos nos dice también que somos hombres o mujeres y que no somos seres idénticos y sin sexo.

Tal vez se entienda mejor esto que queremos decir, si pensamos en niñas y niños que se preguntan qué les hace ser diferentes entre sí. Si le explicas a una niña que es niña por cómo es su cuerpo, ella entenderá que puede jugar con cochecitos o cortarse el pelo sin dejar por eso de ser niña. Del mismo modo, si le explicas a un niño que es niño por cómo es su cuerpo, entenderá que puede vestirse de colores o jugar con muñecas sin dejar de ser niño. Unos y otras entenderán que hay infinitas formas de ser hombre y de ser mujer. De este modo, podrán liberarse del género que se les asigna socialmente como una imposición sin renunciar a su propio sexo. Es más, dando un sentido libre al sexo que tienen.

Es importante entender que la diferencia sexual (la existencia de dos sexos en un mismo mundo) no es lo mismo que la desigualdad entre los sexos. La diferencia sexual es una riqueza de condición humana, mientras que la desigualdad significa injusticia y dominación de un sexo sobre otro.

Tampoco es lo mismo la diferencia sexual que el género. La primera se refiere a la existencia de dos sexos que se pueden interpretar libremente. Lo segundo son los estereotipos con los que las sociedades patriarcales han caracterizado de forma jerarquizada lo masculino y lo femenino.

Fíjate en esta foto… Podemos percibir placer, concentración, belleza... Esta niña, mientras baila, se muestra dueña y señora de su propio cuerpo. Esta es una de las maneras en la que ella expresa su diferencia sexual. Aunque el baile se ha asociado tradicionalmente al estereotipo femenino, lo que ella hace no es reproducir este estereotipo, sino poner en juego su libertad. ¿Ves la diferencia entre reproducir el estereotipo de género y dar un sentido libre a la diferencia sexual? Lo mismo ocurriría con la foto de un niño concentrado e interesado en el baile, que no significa necesariamente que se esté proponiendo romper el estereotipo que le viene impuesto de que los niños no bailan, sino que lo puede interpretar con libertad.

Bailando con libertad

Para expresarse con libertad, niños y niñas necesitan referentes que, a diferencia de los modelos, son formas de hacer de las que pueden aprender y con las que pueden dialogar y no características a imitar. Para ello es necesario que aprendan a mirar el mundo entero discerniendo lo que es sabiduría y libertad de lo que es discriminación y desigualdad, tanto en la experiencia histórica femenina como en la masculina. Te proponemos indagar en esto a través de un ejemplo.

Imagina que una maestra les pregunta a niñas y niños de 6 años en qué trabajan su padre y su madre. Son muchas las respuestas posibles, estas son sólo dos posibilidades que han sido recogidas de situaciones reales:

  1. Una niña dice que su padre es mecánico y que su madre no trabaja. Con esta afirmación, esta niña da a entender que no considera que lo que su madre hace (limpiar la casa, comprar comida, gestionar el dinero, planchar, ayudarla en los deberes, etc.) sea trabajo. De algún modo, ella ha incorporado que el trabajo es aquello que se hace a cambio de dinero, dejando sin reconocimiento el esfuerzo realizado por su madre y por tantas mujeres y algunos hombres día a día.
  2. Un niño dice que su padre es médico y que su madre es su madre, cuando en realidad ella es profesora. De esta manera, este niño expresa una desigual implicación de su padre y de su madre en su cuidado y educación, expresando, a su manera, que es tan importante la presencia de su madre en su vida que, lo que hace fuera de casa, tiene una menor significación para él. Mientras que a su padre le reconoce fundamentalmente por lo que hace fuera de casa.

Desde una concepción patriarcal tradicional, el trabajo por excelencia es el realizado por estos dos padres, o sea, trabajos remunerados y realizados fuera del ámbito doméstico. Mientras que los otros trabajos, realizados fundamentalmente por mujeres, se consideran como secundarios y de menor valor.

Sin embargo, si niñas y niños aprenden a ver el mundo entero y la presencia de ambos sexos en él, podrán descubrir que sin la gestión y el cuidado de la vida no es posible la presencia de hombres y mujeres en el mercado laboral. De ese modo, tendrán la oportunidad de descubrir una concepción del trabajo más amplia y rica, en la que la vida, y no sólo el dinero, forman parte de ella.

Liberarse significa quitarnos de encima lo que nos estorba. En estas situaciones, la liberación implicaría quitarnos de encima la falta de reconocimiento, la desigualdad económica, la discriminación en el mercado laboral o el exceso de trabajo a la que son expuestas tantas mujeres. La libertad, en cambio, nos viene dada por el deseo, por preguntas como ¿qué mundo queremos y qué papel nos gustaría jugar en él?, y por la capacidad de salirnos de la lógica patriarcal para, desde ahí, aprender, por ejemplo, a no reducir el cuidado de la vida a un mero estereotipo, a cuidar sin descuidarnos o a llevar el cuidado al mercado laboral.

Se trata, por tanto, de mirar el mundo entero para descubrir una diversidad inmensa de claves o de elementos que estimulan y enriquecen la propia experiencia. Todo ello como una invitación a ser niña o a ser niño libremente.