La coeducación&: Dos sexos en un solo mundo

MÓDULO 1: COEDUCAR HOY

LA ESCUELA MIXTA

En diferentes países, la institucionalización por parte de los Estados de la educación se gestionó limitando la formación de las niñas. En el caso de España, por ejemplo, fue en 1857 cuando se recogió por primera vez el derecho de las niñas a una educación formal, pero de una forma diferente y más reducida que la que se impartía a los niños. Las niñas estudiaban básicamente costura, canto y rezos mientras que los niños se formaban sobre todo en lectura, escritura, gramática, aritmética, etc.

La tendencia hacia una educación segregada y estereotipada se ha repetido en el tiempo y en muchos países. De ahí que a lo largo de los siglos XIX y XX hayamos oído diferentes voces, fundamentalmente femeninas, defendiendo una educación mixta en la que las mujeres pudieran acceder a todo tipo de conocimientos. Estas voces han hecho posible que, hoy en día, la escuela mixta sea mayoritaria e incluso obligatoria en muchos lugares de nuestro planeta.

Reflexiona: ¿Qué ha significado en realidad la escuela mixta para la experiencia concreta de niñas y niños? Para dar respuesta a esta pregunta puedes recordar tu propia experiencia escolar siendo una niña o un niño en una escuela mixta o en una escuela segregada. Quizás también hayas estado en ambos tipos de escuelas y hayas podido compararlas y sacar tus propias conclusiones.

 

En la mayoría de los casos, la escuela mixta se gestó tomando como referente la escuela que había sido pensada por y para hombres, o sea, en la que sólo acudían niños. Si tenemos en cuenta los diversos ejemplos del pasado, algunos de los cuales hemos citado ya en este módulo, que son una muestra de libertad y de relación amplia con el saber de las mujeres, llama la atención que se hayan despreciado estas experiencias tan valiosas a la hora de crear la escuela mixta. Esta forma de hacer que ignora lo femenino y lo infravalora tiene que ver con el patriarcado.

Gerda Lerner ha definido el patriarcado como “la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños (as) en la familia y la extensión del dominio masculino sobre las mujeres a la sociedad en general. Implica que los hombres ostenten el poder en todas las instituciones importantes de la sociedad y que las mujeres son privadas de acceso a ese poder.”

Como ya has podido comprobar, la lógica patriarcal tiende a representar el mundo desde el  androcentrismo, o sea, tomando la parte por el todo, como si lo vivido y creado por los hombres representara lo vivido y creado por mujeres y hombres.

Asimismo, las sociedades patriarcales han dictaminado una serie de prohibiciones y prescripciones para cada uno de los sexos, o lo que es lo mismo, han creado un modelo de género masculino para los hombres y otro femenino para las mujeres al que se tienen que ajustar para no sufrir rechazo social. Además de estipular unas cualidades y actividades diferenciadas para unos y otras, ha establecido que las estipuladas para los hombres son más importantes y significativas que las estipuladas para las mujeres.

Este conjunto de prohibiciones y obligaciones dan lugar a una visión estereotipada de los sexos considerando que, entre otras cosas, las mujeres “de verdad” son recatadas, serviciales, hechas sólo para la maternidad, el trabajo no remunerado y el sostenimiento de las necesidades vitales de los hombres, y que los hombres “de verdad” son fuertes, activos, hechos para el dominio de las mujeres y del universo y para realizar el trabajo remunerado.

Los estereotipos prejuzgan cómo son los hombres y cómo son las mujeres sin atender a la singularidad y a la libertad de cada cual, tachando de anormal toda la experiencia humana que se escapa de esta lógica.

La lógica patriarcal, cimentada en el poder, el androcentrismo y los estereotipos de género, está en la raíz de la desigualdad y la discriminación que han vivido y viven muchas mujeres. 

Vídeo: Cómo funciona la lógica patriarcal
Fuente: ‘Mujeres de Hoy’, Instituto de la Mujer y RTVE, 2006. Bloque Los juguetes no tienen sexo.

 

Con esta reflexión, lo que queremos decir es que la escuela mixta no garantiza, por sí misma, que una niña se sienta dueña y señora de su propio pensamiento, que lo que estudian unos y otras sea reflejo de lo creado por ambos sexos, que las expectativas del profesorado hacia uno y otro sexo estén libres de estereotipos y restricciones, que los deseos, necesidades e intereses de las niñas sean acogidas con la misma seriedad que los deseos, necesidades e intereses de los niños. Hace falta, por tanto, algo más que, como ya habrás intuido, es la coeducación.

Para hacer coeducación hemos de tener presente, no sólo el peso del patriarcado en nuestras vidas y en nuestra cultura, sino también el hecho de que el patriarcado nunca lo ha ocupado todo. ¿Qué queremos decir con esto? Que siempre ha habido mujeres y hombres que han sabido salirse, de un modo u otro, de la lógica androcéntrica y estereotipada a la hora de vivir, pensar o sentir. O sea, con mayor o menor restricción, siempre ha habido libertad, gracias a la cual tenemos, hoy en día, preciosos hilos de los que podemos tirar para que la coeducación sea un caleidoscopio lleno de luz, de diversidad y de vitalidad.