PIONERAS
Te invitamos a que continúes indagando en las aportaciones femeninas en las diferentes disciplinas del saber. Para ello seguiremos mostrándote algunos ejemplos de mujeres que han sabido desarrollar, con gran maestría, su arte, ciencia o pensamiento.
En México, en la segunda mitad del siglo XVIII, vivió Juana Inés de la Cruz. Sus escritos la convirtieron en una figura literaria destacada de la época colonial. Ella optó por vivir en un convento para garantizar así una soledad y un espacio propio donde poder pensar, escribir y leer. En sus propias palabras: “quise vivir sola, no tener ocupación obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio…”. 2
Virginia Woolf
Fuente: AA.VV.: Las mujeres en el sistema educativo. Instituto de la Mujer /CIDE, Madrid, 2001 Pág. 39
En Inglaterra, a principios del siglo XX, otra gran escritora y pensadora inglesa, Virginia Woolf, fue invitada a dar una charla sobre mujeres novelistas en dos colegios universitarios femeninos. Aprovechó la ocasión para proponer a las estudiantes que intentaran conseguir la independencia económica (ganar quinientas libras al año) y tener un cuarto propio en el que poder hacer lo que quisieran sin miedo, sin tener que rendir cuentas a nadie y sin ser constantemente interrumpidas. Virginia Woolf, aunque tuvo una amplia cultura y a pesar de pertenecer a una familia con recursos económicos y formativos, no fue a la universidad por el simple hecho de ser mujer.
Para saber más… Un espacio propio.
También en el ámbito artístico, destaca Isadora Duncan (1878 – 1927), una mujer que supo hacer de la danza un arte original y libre. Dejó la escuela a los diez años para recibir clases particulares en su propia casa. Fue una clara precursora de la danza moderna. Fundó numerosas escuelas por todo el mundo para que otras personas pudieran disfrutar de un arte y una danza muy relacionados con la vida.
Isadora Duncan
Fuente: AA.VV.: Las mujeres en el sistema educativo.
Instituto de la Mujer /CIDE, Madrid, 2001. Pág. 68
Por su parte, en 1923, la mexicana Frida Kahlo tuvo un accidente que la dejó postrada en una cama de por vida cuando apenas tenía 16 años. Ella utilizó la pintura para hacer hablar a su dolor y, con su talento, transformó ese ejercicio en obras de arte en las que plasmó las vicisitudes de su propio cuerpo. Fue admirada por grandes artistas, intelectuales y políticos de la época, con los que se codeó de tú a tú. Hoy en día, la singularidad de su obra sigue inquietando e impactando.
Si nos adentramos en el ámbito científico, descubrimos que las primeras obras de química a veces recibían el nombre de opera mulierum (obras de mujeres), porque eran ellas quienes se encargaban del desarrollo de las técnicas y aparatos para hacer perfumes y cosméticos. De hecho, las bases teóricas de la alquimia moderna se deben a María la Hebrea, que vivió alrededor del siglo I d.C., puesto que fue ella quien inventó y describió detalladamente complicados instrumentos para la destilación, como un tipo específico de alambique o el popular procedimiento muy usado también para cocinar, conocido como el ‘baño maría’ que mantiene la temperatura constante.
Muchos años después, Marie Skłodowska, más conocida como Madame Curie, fue la primera persona que ganó el premio Nobel en dos disciplinas diferentes, física y química, por sus descubrimientos sobre la radioactividad. Ella fue, además, la primera mujer en impartir clases en la Sorbona y, en contra de lo habitual, se negó a patentar sus descubrimientos para dejarlos abiertos a la investigación universal. Nacida en 1867, en una Polonia en la que no se permitía a las mujeres asistir a la Universidad, ella acudió a las clases clandestinas de la llamada Universidad Volante hasta que logró emigrar a París donde, en 1893, se licenció en física, logrando ser la primera de su promoción, y un año después se licenció en matemáticas, siendo la segunda de su promoción. Con posterioridad, a partir de sus descubrimientos han sido muchas las mujeres interesadas por la química, de tal manera que las aulas de París tuvieron que ampliarse para darles cabida.
Vídeo: Mujeres y ciencia. Fuente: ‘Mujeres de Hoy’, Instituto de la Mujer y RTVE, 2004. Bloque CIENCIA.
Trótula
Fuente: AA.VV.: Las mujeres en el sistema educativo.
Instituto de la Mujer /CIDE, Madrid, 2001. Pág. 101
Si nos remontamos a los orígenes de la medicina actual, nos encontramos con Trótula, una de las figuras más conocidas de las Médicas de Salerno. Estudió y fue profesora en la universidad de dicha ciudad. En el siglo XI escribió su tratado De passionibus mulierum, una obra muy avanzada para su época sobre la salud de las mujeres.
En España, muchos años después, las primeras mujeres en matricularse en el doctorado fueron Elena Maseras, Dolores Aleu y Martina Castells, las tres en medicina. La primera de ellas realizó los cursos de medicina, entre 1872 y 1878, pero no llegó a leer la tesis porque le pusieron demasiadas dificultades en su incorporación a la profesión. Las otras dos sí lograron defender, en 1882, su trabajo de tesis ante un tribunal.
Por su parte, Paulina Luisi, nacida en 1875, fue la primera mujer uruguaya que se dedicó a la Medicina. Fue también la primera mujer encargada de una cátedra en la Universidad de la República (UDELAR) y la primera integrante de un tribunal de concursos en esa universidad. Logró, además, también en la Universidad, tener un laboratorio propio para sus investigaciones sobre fecundación y fertilidad. Ella fue una mujer comprometida, entre otras cosas, por la paz, por el acceso a la educación y a las diferentes profesiones por parte de las mujeres, por la lucha contra la trata de blancas y la prostitución reglamentada, por la defensa de las madres no casadas.
Esperamos que esta información haya sido suficiente para que, a partir de ahora, sigas indagando sobre el papel jugado por las mujeres en las diversas ramas de la ciencia, el arte o la cultura. Te aseguramos que es un camino muy interesante lleno de sorpresas.