POTENCIAR LA SINGULARIDAD
Indudablemente, el movimiento y la capacidad física que desarrolla cada persona dependen de variables individuales. Es tarea de educadoras y educadores potenciar estas variables liberando los obstáculos que puedan interferir en su desarrollo (como los estereotipos y restricciones culturales que ya vimos).
En edades tempranas, los niños y las niñas no suelen mostrar todavía habilidades específicas muy concretas, sino que, como mucho, podemos ver que alguien se muestra más hábil porque aprende rápidamente ejercicios relacionados con la coordinación o aprende enseguida el manejo de algunos materiales a través del juego o porque podemos observar que su cuerpo adquiere paulatinamente actitudes o movimientos que redundan en una mayor eficacia a la hora de hacer una voltereta, saltar un obstáculo, o vemos que muestra una gran flexibilidad.
En estas primeras edades, las diferencias según el sexo nos indican, como mucho, un desarrollo más precoz por parte de las chicas, que a estas edades suelen mostrar más fuerza, tamaño y resistencia (Coeducación, Buenos tratos. Consejería de Juventud, Familia y Servicios Sociales, Gobierno de la Rioja, 2005, pág.79).
Liberarse de las prescripciones patriarcales y poder ver, tanto a las niñas como a los niños realizando todo tipo de movimientos es nuestra tarea. Pero para ello tenemos que prestar atención a los deseos que unos y otras nos proponen y abrir un simbólico con imágenes y palabras que les permita verse realizando aquello que quieren realizar. Cómo ya habrás comprobado esto no siempre es fácil….
Reflexiona: Piensa un momento en tu propia experiencia: ¿Cuántas veces has rechazado la idea de bailar porque te daba vergüenza a pesar de reconocer que te apetecía? ¿Cuántas veces hubieras deseado participar en algún juego que al final has rechazado por miedo al fracaso o por que creías que no ibas a saberlo hacer bien?, ¿Cuántas veces, al ver a deportistas de élite o bailarinas y bailarines famosos, te has dicho : ¡Ojalá me pudiera mover así!? ¿Cuántas veces has dicho “me gustaría hacer algo de ejercicio, pero no tengo tiempo”?
Es posible que ya te hayas acostumbrado a no intentar nuevos movimientos porque ha pesado en ti aquella parte de tu experiencia que te dice que, por diversas circunstancias, no vas a poder realizarlos. Pero también es posible que cada día traslades a tu alumnado aquella otra parte de tu experiencia vital que te ha llevado a aprender nuevos movimientos y a disfrutar con ellos.
Con nuestro alumnado, es importante enfocar la tarea desde esta perspectiva y observar sus intereses en cuanto a la actividad física. Quizá hayas visto películas como “Billy Eliot” o “Quiero Ser como Beckham”, donde los personajes adolescentes desean intensamente desarrollar un tipo de movimiento que no les es permitido por condicionantes sociales y culturales (recuerda: él quiere ser bailarín; ella quiere jugar al fútbol). Pero su deseo de realizar una determinada actividad es tan fuerte que son capaces de generar una increíble resistencia ante las adversidades y una capacidad creativa para salvar multitud de circunstancias de forma original y positiva. En ambas, la y el protagonista tienen muchas personas y circunstancias en contra, pero también encuentran a personas adultas que saben entender lo que les ocurre y que les ayudan a abrirse camino.
Películas como “Billy Elliot” o “Quiero ser como Beckham” muestran personajes que superan sus condicionantes sociales y culturales
A veces, no mostramos la suficiente apertura para ver la singularidad de quienes tenemos delante y los comentarios que ellos y ellas realizan sobre sus propios deseos nos pueden parecer “tonterías”, sobre todo si se salen mucho de los estereotipos. Aceptar la singularidad supone escuchar y tomarse muy en serio a aquellos chicos que en el patio prefieren quedarse con un grupo de niñas que juega con las cariocas, o a las niñas que repentinamente descubrimos iniciando una escalada por las paredes del centro. Supone proporcionarles herramientas y estrategias para desarrollar, en la medida de lo posible, esas actividades con las que se sienten bien y con las que descubren nuevas capacidades y habilidades.
Investiga… Averigua si tu centro, ofrece referentes donde alumnos y alumnas puedan ver reflejada su propia singularidad. Es decir:
- Busca fotografías, póster, etc. Que muestren diferentes actividades físicas: un paseo por la montaña, niños y niñas corriendo o saltando en el patio del centro, juegos con malabares, etc.
- Busca imágenes que muestren diferentes modalidades deportivas que se desarrollan en el centro.
- Comprueba que las actividades extraescolares relacionadas con la actividad física, que ofrece el centro se acercan a los intereses tanto de niños como de niñas.
- Analiza si niños o niñas reciben insultos o críticas por su forma particular de moverse o por mostrarse torpes en algunas actividades o incluso en movimientos cotidianos.
- Observa la singularidad de tu alumnado: su forma particular de andar o correr, los movimientos en los que son hábiles, las destrezas que desarrollan de manera espontánea.
Recuerdo el caso de una mujer mayor que fue diagnosticada de cáncer. El equipo que la atendía le comentó que le quedaba poco tiempo de vida; con suerte quizá unos meses. La mujer tomó una buena parte de sus ahorros para, ahora que todavía se encontraba bien, poder realizar el sueño de su vida: aprender a tirarse en paracaídas.
En el fondo, esta mujer tuvo la suerte de tener tiempo para poder realizar aquello que más le gustaba; además de la tristeza que un hecho así puede causar, también nos hace preguntarnos por qué esta mujer tuvo que esperar a una situación tan dramática para poder realizar aquello que realmente deseaba. Es posible que esta mujer, en su situación de enfermedad terminal no encontrara ningún impedimento de nadie para poder realizar sus deseos; pero también es posible que en una situación de vida normal se hubiera encontrado con todo tipo de comentarios sobre su excentricidad, gastos de dinero innecesarios, malas caras, “locura pasajera” o tantos otros que, probablemente, la inhibieron durante toda su vida para hacer lo que más le apetecía.