LOS CUERPOS SEXUADOS
Reflexiona: ¿Qué valor das a tu propio cuerpo? ¿Cómo te relacionas con él? ¿Cómo afecta a tu vida?
Son muchas las respuestas que se pueden dar a estas preguntas. Sea cuales sean las tuyas, es probable que a lo largo de tu vida te hayas visto con el peso de una cultura que nos alienta a vivir al margen del propio cuerpo. No es extraño, por ejemplo, que te hayas visto ‘tirando’ de tu cuerpo sin atender al cansancio, a la sed, a la necesidad de movimiento o al hambre que sentías; o que, en una situación difícil, no te hayas parado a ver qué te quería decir ese nudo en el estómago que, si le hubieras prestado atención, te hubiera sido más fácil reconocer aquello que te violentaba o te hacía sentir mal.
Aunque, seguramente, también habrás vivido justo lo contrario, o sea, momentos en los que tu forma de estar o de vivir han sido acordes a lo que necesitaba tu cuerpo o en los que te has situado ante algunas situaciones tomando en consideración las señales que tu cuerpo te daba. Al recordar estas experiencias, ¿qué sientes?
Tomar conciencia del propio cuerpo es fundamental, no sólo para vivir una sexualidad más sana y placentera, sino para vivir mejor. Esto significa asumir la paradoja de vivir en un cuerpo que, aunque es limitado, tiene formas infinitas de expresarse y de sentir.
Podemos ayudar a que niñas y niños tomen conciencia de su cuerpo animándoles a:
- La expresión corporal, no estereotipada, a través del baile, la música o el teatro, también a través de la ropa o de los adornos.
El baile, la música o el teatro ayudan a trabajar la expresión corporal de niños y niñas de forma más libre y creativa. Fuente: Psicoballet de Maite León. Banco de imágenes del CNICE.
- El conocimiento de los propios límites, que es fundamental para los niños o chicos a la hora de desmontar el estereotipo masculino tradicional, y de las posibilidades a través del deporte o la actividad física que tanto unas como otros pueden descubrir.
La escucha del propio cuerpo a la hora de tomar decisiones. En este sentido, es fundamental aprender a identificar qué les gusta y qué no les gusta, cuando sí y cuando no, qué relación les resulta gratificante y cuál no, etc. Esto permitiría a una niña, por ejemplo, salir corriendo cuando siente que está en peligro o, por el contrario, a sacar un mayor partido a una situación gratificante.
- La expresión de sentimientos a través del contacto corporal. En este sentido, es importante que los niños aprendan a no dañar (a no pegar ni empujar) a la hora de entrar en contacto con otro cuerpo y las niñas, además de profundizar en ese aprendizaje, a no caer en la tentación de imitar ese modo de hacer tradicionalmente masculino que les limitaría.
- La vivencia de sensaciones diversas a través de la audición de música, la observación de un paisaje o las relajaciones.
- El cuidado del propio cuerpo a través de unos buenos estiramientos, una buena alimentación o dando tiempo al descanso. Es llamativo, en este sentido, el sobrepeso que tiende a ser cada vez más preocupante en las niñas y, en mayor medida, en los niños y, en la otra cara de la moneda, de la infraalimentación derivada de trastornos de anorexia que afecta fundamentalmente a las niñas.
Para saber más… “Escúchate” de Almudena Mateos Gil, Graciela Hernández Morales, Itxaso Sasiaín Villanueva y Patricia Verdés Giménez.
Fuente: Guía para la prevención de la violencia hacia las mujeres. Revista coeducación. Noviembre 2006. Instituto Andaluz de la Mujer. Pág. 3 – 5.
Tomar conciencia del propio cuerpo significa tomar conciencia de todo el cuerpo, no sólo tomar en consideración unas partes y obviar otras. Esto implica darles la oportunidad de que puedan nombrar adecuadamente e integrar en su vivencia corpórea también sus genitales. Como ya hemos visto en el módulo 2, lo que no se nombra no existe. Pero no se trata sólo de nombrar, sino también de cómo nombrar. En este caso, no se trata de ocultar ni de magnificar, tampoco de ridiculizar o de violentar a través de las representaciones que hagamos del cuerpo sexuado.
Así, por ejemplo, un niño de dos o tres años entenderá que su ‘pene’ es algo más importante de lo que realmente es si las personas adultas que le rodean se refieren a él con un exceso de halagos que no recibe el resto de su cuerpo. A veces, las palabras para nombrar el ‘pene’, no son sólo ostentosas, sino también ofensivas porque identifican ‘pene’ con poder.
Esta forma de representar al propio cuerpo estaba en el meollo de esta situación que ocurrió en un Instituto de Educación Secundaria de Navarra:
“Un grupo de chicos de quince años ridiculizaron a uno de sus compañeros porque le consideraban ‘poco hombre’ por el simple hecho de ser sensible y dulce. Para defenderse, este chico decidió, en un descanso entre clase y clase, bajarse los pantalones y enseñar sus genitales para demostrar que es ‘todo un hombre’.” A modo de paradoja, este chico usó un gesto para darse importancia que iba en contra de su propia libertad y de su propio sentir.
Por otra parte, una niña de tres años puede sentir que a su cuerpo le falta algo si, junto a la ostentación que sus mayores hacen de ‘la colita’ que tienen los niños, no encuentra palabras para nombrar a su propia vulva porque se impone un silencio que le hace ‘olvidarse’ de esa parte de su cuerpo. A veces, lo que oye, no es el silencio, sino palabras que ridiculizan y muestran desprecio hacia los genitales femeninos. Esta, como ya hemos dicho, no es una representación de los cuerpos que afecta sólo a la primera infancia, sino que puede acompañarnos a lo largo de la vida.
Para saber más… “Nombrar la sexualidad” de Mª Jesús Cerviño Saavedra, Almudena Mateos Gil y Patricia Verdés Giménez.
Fuente: El amor y la sexualidad en la Educación. Cuadernos de Educación No Sexista Nº 21. Instituto de la Mujer (2007). Pág. 22 – 40.
Es fundamental, por tanto, que niñas y niños, chicas y chicos, aprendan a nombrar sus genitales como una parte más de su cuerpo. Para ello, es necesario que:
- Comprendan que sus cuerpos, sean del sexo que sean, son completos, o sea, que a las niñas no les falta un pene del mismo modo que a los niños no les falta una vulva.
- Descubran que la sexuación humana no está presente sólo en los signos externos del cuerpo, sino que también se manifiesta en los cromosomas de las células, en el funcionamiento de las hormonas, en órganos internos, etc.
- Entiendan que la existencia de dos sexos implica diferencia pero no desigualdad.
- Tomen conciencia de que unas y otros pueden hacer prácticamente las mismas cosas aunque, como ya hemos dicho, se vivan estas experiencias de forma distinta. Sin obviar una diferencia que sí es sustancial: las niñas y las chicas, si así lo desean, podrán vivir la gestación de un bebé en sus cuerpos cuando sean mayores.
- Descubran que tanto unas como otros tienen infinitas posibilidades de ser y sentir a través de todo su cuerpo. Esto implica que pueden sentir sus cuerpos de forma plena e integral, o sea, pueden tomar conciencia de las posibilidades y sensaciones que tienen en cada poro, cada célula, cada rincón de su organismo. Esto no supone rechazar esas ‘cosquillitas’ especiales que se siente en los genitales, sino simplemente integrarlas como una forma más de sentir placer.
Para saber más… “La presencia de los cuerpos sexuados en las aulas” de Graciela Hernández Morales.
Fuente: Tomar en serio a las niñas. Instituto de la Mujer (2005). Pág. 9 – 38