EL SEXO Y LA SEXUALIDAD
Imagina que en el tablón de anuncios de tu centro, se resalta la palabra SEXO en uno de los carteles. ¿Qué pasaría? Probablemente mucha gente se fijaría en ese cártel. Pero, ¿qué es lo que sugiere esta palabra para que llame tanto la atención?
Vayamos por partes…
El ser humano se presenta en el mundo bajo dos formas distintas: la masculina y la femenina. O lo que es lo mismo, el ser humano puede ser de sexo masculino o de sexo femenino. Sabemos si alguien es de un sexo u otro por su cuerpo. No sólo por sus genitales u otro tipo de signo externo. Las células de los cuerpos femeninos tienen cromosomas XX (a excepción de las reproductoras que son sólo X) y las de los cuerpos masculinos tienen cromosomas XY (a excepción de las reproductoras, que son sólo X o sólo Y). O sea, un cuello, unos brazos o unas piernas, son un cuello, unos brazos o unas piernas de hombre o de mujer.
Autora: Roser Capdevila i Valls. Guía de Salud VI. Pág. 18. Instituto de la Mujer
Es común decir ‘sexo’ cuando en realidad se quiere hablar de sexualidad. Al hacerlo, el sexo se representa sólo desde la genitalidad, la sexualidad queda reducida sólo a las relaciones sexuales y éstas quedan limitadas a contactos genitales.
Esta es una representación empobrecida de los cuerpos y la sexualidad humana que limita la visión que cada chico y, de otro modo, cada chica pueda tener de toda la riqueza que implica ser cuerpo y de las posibilidades que tiene para expresar su propia sexualidad.
Sin embargo, la atracción hacia esta y otras palabras que los chicos y las chicas, y también las personas adultas, relacionan con sexualidad y con las relaciones sexuales, nos evidencia la necesidad que existe de encontrar espacios para poder pensar y hablar sobre esa capacidad humana de sentir y comunicarse a través del propio cuerpo, una capacidad que, como ya hemos dicho, nos acompaña allí a donde vamos y que desborda cualquier caricatura o reduccionismo.
Para ello, es necesario tomar como punto de partida el lugar en el que chicas y chicos están, partir de las reflexiones y sentimientos que tienen relacionados con la sexualidad. Se trata de dialogar con sus intereses e ideas para, desde ahí, ir más allá y presentarles una sexualidad más amplia, rica y sana.
Para iniciar este diálogo, puedes pedir a tu alumnado que escriba en pequeñas cartulinas y de forma anónima sus preguntas, curiosidades o intereses relacionados con la sexualidad y que las introduzcan en una urna de cartón.
Leer cada una de las cartulinas en voz alta, plantear posibles respuestas que les ayude a profundizar en una sexualidad más amplia y sana, proponerles nuevas reflexiones a partir de lo que han expresado, plantearles preguntas que echáis de menos, es un modo sencillo de partir de lo que hay para ir más allá.