LA CURIOSIDAD
Niñas y niños sienten curiosidad, no sólo por sus cuerpos, sino también por los otros cuerpos. Son muchas las formas que unos y otras tienen de expresar esta curiosidad. Imagina estas situaciones:
Una niña de dos años sale corriendo hacia un niño de su misma edad que está desnudo con la intención de tocarle el pene, ya que le llama muchísimo la atención.
Si la persona mayor que la acompaña pone palabras a su curiosidad (diciendo, por ejemplo, ‘¡parece que te llama mucho la atención ‘la colita’ de este niño!’), le explica que no puede tocarla sin pedir permiso y la acompaña a preguntarle al niño si se la quiere mostrar, le ayudará a saciar esa curiosidad sin violentar y sin dar significados adultos que nada tienen que ver con la vivencia de una criatura de dos años.
Un grupo de niños de cuatro años ‘desnudan’ a las muñecas que hay en la clase y las observan con atención, especialmente sus nalgas y lo que hay entre las piernas.
Si la persona mayor que les acompaña pone palabras a su curiosidad (diciendo, por ejemplo, ‘¡parece que os gustaría saber cómo son los genitales de las niñas!), les explica con dibujos o fotos las diferencias entre niñas y niños, escucha lo que todo esto les hace sentir, les explica que cada cuerpo es diferente y bonito, y que no pueden invadir los cuerpos de otras personas pero sí preguntar y mostrar su curiosidad, les ayudará a saciar esa inquietud sabiendo que pueden seguir preguntando lo que quieran sin violentar a nadie.
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Un grupo de niñas y niños de seis años quieren tocar todo el tiempo la barriga de su maestra que está embarazada y poner sus orejas para ver si son capaces de escuchar algún ruido que haga el feto.
Esta es una oportunidad idónea para hablar sobre aquellas dudas o reflexiones que niñas y niños tienen en torno a la gestación, el parto y la maternidad. Es un momento para desmontar mitos, para hacerles comprender que han estado en un cuerpo de mujer antes de nacer, para hacerles saber que su maestra está dispuesta a hablar sobre sus dudas y que, por tanto, no tienen que buscar información en lugares que quizás no se les informen bien.
Un niño de ocho años le levanta la falda de una niña de su clase para ver qué tiene debajo.
Si la persona adulta que ve esta situación pregunta a este niño por qué actúa así y muestra un interés real por escucharle y entenderle, si pone palabras a la curiosidad que tiene este niño, le da la información que busca con dibujos o fotografías y le invita a preguntarse por sus dudas y a no violentar a las niñas, le acompaña a preguntar a la niña cómo se ha sentido y le ayuda a entender por qué se ha sentido así, estará promoviendo una relación entre los sexos más sana y libre.
Dos niños de diez años aprovechan cuando están solos para navegar por Internet y mirar a mujeres desnudas.
Este es un buen momento, no sólo para escuchar, dar palabras a su curiosidad, sino también, a partir de ahí, tener una buena conversación sobre qué siente ese cuerpo que están viendo, qué industria hay detrás de esas imágenes y darles a conocer otros desnudos de mujeres y hombres más saludables. Se trata de que aprendan a ver a los cuerpos femeninos como cuerpos vivientes, capaces de sentir y de expresarse, y, por tanto, cuerpos que, si son reducidos a meros objetos o estereotipos, pierden su magia y su belleza.
Tres niñas de doce años se pasan observando a las chicas de quince años para ver cómo son sus cuerpos, cómo se visten, etc.
Se da una circunstancia ideal para acompañarlas, escuchar qué sienten cuando ven a las chicas mayores, preguntarles por cómo se imaginan a sí mismas con esa edad e invitarlas, por ejemplo, a tener un encuentro con chicas más mayores para que les cuenten sus experiencias y que descubran en ellas referentes de los que aprender o sacar ideas, pero no modelos a imitar, ya que cada una tendrá su forma única y singular de crecer y hacerse mujer.
Es importante que niños y niñas aprendan a valorar el cuerpo femenino como un tesoro que hay que cuidar
Fuente: Banco de imágenes del CNICE
En todos estos casos, la tarea educativa consiste en tomar en serio la curiosidad que niñas y niños tienen en relación a los otros cuerpos para que:
- No dejen de maravillarse ante la presencia de otros cuerpos y mantengan viva su curiosidad por lo que cada uno de ellos es y experimenta.
- Tomen conciencia de la grandeza que conlleva cada cuerpo y no caigan en la tentación de valorarlos sólo por sus pesos y medidas, o sea, de un modo burdo y estereotipado. O lo que es lo mismo, aprendan a apreciar la belleza que todo cuerpo, sea del tamaño o de la forma que sea, tiene.
- No conviertan su curiosidad en un pretexto para violentar a otros cuerpos.
- Aprendan a acercarse a los otros cuerpos con cuidado.