LOS LÍMITES DE LA SEXUALIDAD
Escuchar y estar en contacto con el propio cuerpo es aprender a descifrar cuando el cuerpo siente ‘que sí’ y cuando siente ‘que no’, respetar eso que siente y estar en disposición de descubrir qué hay detrás de esas sensaciones. Así, por ejemplo, una niña respetará sus ganas de devolver el beso que le da su tía un día y también las respetará en ese otro día en el que le pasa justo lo contrario. Aceptar que esto es así, le permite no sentirse obligada a besar siempre y en cualquier circunstancia, a descubrir en qué condiciones le gusta besar, cómo le gusta y cómo no le gusta expresarse a través del encuentro físico. En definitiva, aprenderá a respetarse.
Por ello, es importante que las personas adultas acepten que las criaturas no han de sentirse obligadas a dar ningún beso o abrazo si ese no es su deseo. Este es un aprendizaje fundamental, ya que les ayudará, no sólo a ‘estar en sí’ y ‘hacerse presentes con lo que son y desean’ en cada relación que establezcan, sino a tener una percepción más fina ante la violencia que puedan ejercer sobre ellos o ellas y, por tanto, a aprender a decir que no con más firmeza y a buscar ayuda cuando así la necesiten.
En la sexualidad, por tanto, no todo vale. Cuando hay violencia, las personas dejan de expresarse con libertad y, por tanto, ven constreñida su propia sexualidad. Como ya hemos dicho, la sexualidad se manifiesta en la expresión de afectos a través de una comunicación placentera en la que está en juego el propio cuerpo. De tal modo que, la sexualidad es incompatible con la violencia.
Esto significa que cualquier encuentro corporal ha de ser buscado y agradable para las dos personas. Para ello, hace falta aprender, no sólo a decir sí o a decir no en función de cuales sean las propias sensaciones o deseos, sino también a gestionar la propia frustración cuando es la otra persona la que dice que no.
Desde ahí, les resultará fácil reconocer la violencia que existe en la pornografía o en la prostitución cuando, en vez de relaciones sexuales, sólo hay uso del otro cuerpo, y también les resultará más fácil no confundir la sexualidad y el amor con el abuso sexual.
En este punto, es importante que niñas y niños vean que sus docentes, fundamentalmente sus profesores, muestran una actitud de rechazo ante estas realidades, en vez de tratarlas con indiferencia o como si fueran normales. Este es un modo de hacerles saber que a los hombres tampoco les gusta que su sexualidad quede reducida a un estereotipo que daña de forma particular a las mujeres pero, de otro modo, les daña también a sí mismos.
El abuso sexual se da cuando una persona busca obtener placer sexual forzando a otra persona a realizar determinadas prácticas. Cualquier relación sexual entre un o una menor y una persona adulta o con una diferencia de edad considerable es abuso, ya que:
Para saber más… “Cómo se cuela la violencia en la sexualidad” de Itxaso Sasiain Villanueva.
Fuente: El amor y la sexualidad en la Educación. Cuadernos de Educación No Sexista Nº 21. Instituto de la Mujer (2007). Pág. 86 – 105.
- La sexualidad infantil no se expresa a través de las relaciones sexuales, tal como las entendemos las personas adultas. De tal modo, que su cuerpo se convierte en un mero objeto de placer de la persona adulta, generalmente un adulto.
- Hay una relación de poder en la medida que el o la menor no entiende ese lenguaje corporal que nada tiene que ver con la vivencia corpórea de la infancia y, por tanto, no es capaz de expresarse con libertad.
- Cuando se trata de una persona adulta en la que confía, la niña o el niño puede sentirse en la obligación de agradar o de obedecer, sintiendo una fuerte desorientación y desprotección.
Escuchar a las niñas y a los niños que relatan este tipo de experiencias y creerles, darles palabras para que puedan nombrar lo que están viviendo, hacerles saber que pueden contar contigo para buscar el modo de salir de esa situación, es fundamental. Aunque no es necesario que esta situación ocurra para hablar de ella. Explicar qué es el abuso y hacerles saber que pueden confiar en ti es ayudarles a reconocerlo cuando se da, a saber que no son culpables de lo que les pasa en el caso que sufran ese tipo de violencia y a sentir confianza en la posibilidad de buscar alternativas a este tipo de situaciones.
Para saber más… “Créeme y páralo”
Fuente: Guía de sugerencias para apoyar a menores que han sufrido abuso sexual. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Ministerio de Educación y Ciencia, Fundación Mujeres y Leeds Animation Workshop.