LA LIBERTAD EN RELACIÓN
Reflexiona: Piensa en un momento de tu vida en el que te has sentido libre: ¿Con quién estabas? ¿De dónde venía esa libertad? ¿Qué entiendes por libertad?
Hay quienes consideran que ser libre es ‘hacer lo que les da la gana’. Bajo esta noción de libertad, no es de extrañar que lleguen a considerar que las demás personas son un freno o un estorbo para hacer lo que quieren hacer. Bajo estas premisas, las relaciones son vividas desde la fuerza, o sea, desde la necesidad de ‘parar los pies’ a las otras y a los otros. Es una lógica que no invita a la relación y, llevada a sus extremos, trae consigo la violencia.
Para intentar evitar los efectos de esa violencia se ha hecho popular la frase ‘tu libertad empieza donde termina la mía’, como si la relación y la libertad fueran antitéticas, o sea, como si fuéramos autistas. Desde ahí, por ejemplo, un hombre puede sentir que el hecho de que las mujeres ocupen espacios que en otros tiempos no solían ocupar les resta libertad, en vez de considerar que puede ser una fuente de enriquecimiento para sí y para esos espacios.
Ahora bien, seguro que has podido experimentar como, gracias a relaciones que has tenido con otras personas, has podido aprender, desarrollar o hacer cosas que de otro modo te hubieran sido imposibles. Ha sido en relación como has aprendido a hablar, a caminar, a pensar, a sentir. Ha sido con los mimbres creados por otras personas como has podido tener elementos para desarrollar tus proyectos, tus reflexiones, tu vida.
En una relación basada en el cuidado, la escucha y el intercambio, la libertad es fuente de encuentro y enriquecimiento personal.
Con esta toma de conciencia, la libertad cobra otra dimensión y significado. En una relación basada en el cuidado, la escucha y el intercambio, la libertad del otro, de la otra, no resta espacio a mi libertad, más bien al contrario, le da aliento. Como puedes ver, es una forma de entender las cosas que sí invita a la relación. Desde ahí, un hombre, a diferencia del ejemplo anterior, puede sentir que la presencia de mujeres libres a su alrededor puede dar más color y brillo a su propia libertad. De este modo, la lógica de la violencia pierde su razón de ser, ya que ‘desarmarse’ ante otra persona abre las puertas al enriquecimiento y, por supuesto, a la libertad.