LOS ESTEREOTIPOS
¿Recuerdas a las ministras de algunos países europeos? En su momento, había quien no sabía como nombrarlas y hubo un debate acerca de si lo correcto era decir “la ministro” o “la ministra”. Actualmente esto ya ni nos lo planteamos y no nos sorprende encontrar ministras, conductoras, matrones o cuidadores. Todos estos cambios en el lenguaje (que puedes ver en el Módulo 2) nos informan de que poco a poco se van superando los estereotipos tanto en la elección de las profesiones como en la asignación de trabajos cotidianos.
Sin embargo, es necesario tener presente que todavía existen muchas ideas estereotipadas acerca de la elección profesional, y que ya no suelen aparecer de una manera burda o muy evidente, pero sí a través de mensajes y actitudes sutiles que es necesario seguir destapando. A continuación te mostramos algunas de estas situaciones estereotipadas.
- Estereotipos vinculados a la elección profesional.
Aunque en los últimos años se han dado avances claros en este sentido, los datos estadísticos nos muestran que en muchas carreras y estudios tradicionalmente ocupados por mujeres o por hombres, van equiparándose las tendencias, de manera que tienden a ser ocupados por ambos sexos; sin embargo todavía hay áreas que siguen dominadas de forma mayoritaria por chicas o por chicos. Así por ejemplo, los estudios relacionados con la imagen personal, la salud, la atención social o la educación, siguen siendo ocupados por mujeres; mientras que la electricidad, mecánica de automóviles o las telecomunicaciones son elegidas fundamentalmente por chicos.
Datos:
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Estadística de la Enseñanza Superior en España. Instituto Nacional de Estadística.
Estos datos nos hacen peguntarnos si las elecciones profesionales realmente se hacen dentro de un marco de libertad. Por ejemplo, imagina a una chica a la que se le da muy bien las matemáticas, el dibujo técnico y la informática, y tiene claro que le gusta la arquitectura; pero finalmente opta por el diseño pensando que en este campo, como chica, tendrá más oportunidades. Ahora, imagina un chico al que le gusta el mundo de la moda pero que opta por estudios relacionados con la administración y la empresa pensando que ahí tiene más posibilidades de trabajar y que quizá, con un poco de suerte algún día esta vía le llevará al contacto con su verdadera pasión: las tiendas de moda. Estos ejemplos nos llevan a pensar que posiblemente desde los institutos, chicos y chicas tienen cada vez más oportunidad de descubrir sus propias capacidades y comprobar que éstas no están sometidas a prejuicios sexistas, pero a la hora de elegir el tipo de estudios con los que desean ponerlas en práctica o de elegir el trabajo que quieren realizar siguen pesando los estereotipos.
Cartas del programa “Buenos Tratos”. Gobierno de La Rioja (2007)
Sin embargo, también ocurre que determinadas elecciones que en un principio podrían parecer estereotipadas, responden realmente a una auténtica libertad de elección. Por ejemplo, es posible que muchas mujeres se inclinen por la imagen personal o por el estudio de las ciencias sanitarias o educativas, no por ajustarse a un estereotipo, sino porque les gusta y porque estos estudios están vinculados a una genealogía femenina en la que ellas se sienten representadas y donde sienten que su saber goza de autoridad. Imagina los siguientes ejemplos:
- Carlos no sabe muy bien qué hacer con su vida; le gusta muchísimo la decoración de interiores; es muy creativo imaginando espacios y diseñando muebles; en el bachillerato ganó un premio en una revista de decoración. Pero tanto su padre como su tutor están empeñados en que haga una ingeniería; piensan que eso de la decoración de interiores es una “mariconada” y que él debe aspirar a mucho más. Si Carlos finalmente decide hacer una ingeniería, su elección tiene que ver con un estereotipo que mezcla la decoración de interiores con una opción personal sobre las preferencias sexuales. Este mismo estereotipo se da en otras profesiones como la peluquería, la costura o el baile profesional.
- Ana quiere estudiar enfermería. Cuando su tía que, también es enfermera se ha enterado ha llorado de emoción. Ha recordado como su sobrina, desde bien pequeña, registraba su maletín buscando vendas, gasas, jeringas y probaba nuevos vendajes en sus muñecos, intentaba diagnosticar enfermedades, etc. Enseguida la ha llamado y la ha felicitado porque, además de tía y sobrina, van a ser colegas. La elección de Ana no es estereotipada, sino que responde a un deseo que ella tiene desde siempre y que además tiene una clara genealogía histórica y familiar, por lo que ella se siente reconocida y animada en su elección.
La superación de elecciones estereotipadas va en aumento, fundamentalmente en el caso de las chicas. Si observamos la tendencia de los últimos años vemos que ellas han ido accediendo a carreras y estudios tradicionalmente masculinos, mientras que el desplazamiento de los chicos hacia terrenos profesionales tradicionalmente ocupados por mujeres ha sido mucho menor; no obstante, aunque lentamente también se produce.
En la actualidad, profesiones tradicionalmente masculinas, son realizadas mayoritariamente por mujeres. Fuente: www.unav.es/medicina/
Datos: Diplomaturas, licenciatura e ingenierías. Alumnado matriculado.
Fuente: Datos recogidos del Instituto de la Mujer. Las mujeres en España.
Elaboración propia a partir de datos de la Estadística de la Enseñanza Superior en España. Instituto Nacional de Estadística
Esto mismo podemos observar con cierta facilidad en nuestra realidad cotidiana a través de ejemplos como el siguiente:
En un colegio de primaria se preguntó al alumnado que querían ser de mayores. Las niñas se dibujaron ejerciendo todo tipo de profesiones: bailarinas, maestras, médicas, veterinarias, escaladoras, madres... Los niños mostraban una clara tendencia a querer ser futbolistas, aunque algunos de ellos se salían de este patrón y se dibujaron en otras profesiones que, desde el patrón de masculinidad tradicional, tiene alto prestigio social o científico: astronautas, aviadores, inventores...
- Estereotipos vinculados al reparto de tareas.
A veces, a la hora de elegir una profesión también influyen estereotipos como el de “mujer cuidadora” y “hombre mantenedor” que se filtran a través de numerosos contextos que llegan a nuestro alumnado y que van desde las imágenes de los libros de texto hasta los anuncios televisivos, la publicidad de juguetes, etc.
Seguro que has oído alguna vez comentarios similares a estos:
- ¡Muy bien chaval! Si sigues sacando estas notas, de mayor podrás hacer cosas en las que ganes mucho dinero.
- Mira hijo, si no estudias tendrás que encontrar un trabajo; no pensarás que tu familia va a vivir del aire…
- No pierdas el tiempo en hacer tu cama, que ya la hará tu madre, y ponte a estudiar inmediatamente.
- Si no eres ordenada ahora con tu habitación, qué será de ti cuando tengas que llevar una casa.
El estereotipo de “mujer cuidadora” influye en las niñas de manera que limita la imagen que ellas tienen de sí mismas como profesionales autónomas. Es un estereotipo asociado al modelo de familia tradicional que identifica a la madre (y a las mujeres en general) como única cuidadora y que les dificulta verse formando otros tipos de familias en las que un grupo de personas se cuidan entre sí, colaboran en la realización de las tareas domésticas y al mismo tiempo ejercen una profesión.
El estereotipo de “hombre mantenedor”, a su vez, a veces influye en los niños de manera que no les resulta fácil verse a sí mismos como seres autónomos capaces de cuidarse y de cuidar porque no consiguen imaginar los beneficios de este tipo de situaciones. Probablemente, esta es una de las razones por la que los chicos siguen accediendo con dificultad a profesiones en las que es fundamental el cuidado hacia otras personas, generalmente dependientes; como enfermería, cuidado de personas mayores, profesorado de infantil, etc.
- Estereotipos vinculados a la “naturaleza de hombres y mujeres”.
Todavía existe la asignación de trabajos a mujeres y a hombres bajo el pretexto de que lo hacen mejor “por naturaleza”. Así, por ejemplo, un chico que quiera cuidar a personas dependientes para ganar algún dinerillo mientras está estudiando, encontrará ciertas dificultades para hacer este trabajo, porque muchas personas pueden considerar que no lo hará bien simplemente por el hecho de ser un chico. Igualmente una chica que quiera trabajar en un taller mecánico lo tendrá bastante difícil por idénticas razones y si lo consigue probablemente será a costa de asumir patrones masculinos acordes con esa realidad, dejando de lado sus propias necesidades o interpretaciones de cómo hacer su trabajo.
En una clase de tecnología, la profesora pidió al alumnado la realización de una lámpara; en la evaluación tuvo en cuenta tanto el montaje eléctrico como los aspectos estéticos. Observó que en los grupos formados por chicos y chicas, ellos realizaban el montaje eléctrico, mientras que ellas se dedicaban a la decoración de la tulipa. Cuando la profesora les preguntó por esta situación dijeron que a ellas se les daba mejor la decoración y a ellos se les daba mejor la electricidad, aunque tanto unos como otras realizaban por primera vez un circuito eléctrico.
Investiga… A primera vista, puede parecer fácil aceptar estos cambios; pero no siempre lo es ya que en muchas ocasiones afectan a cuestiones tan básicas como la identidad sexual de las personas o la necesidad de protección ante posibles abusos; fíjate en siguiente ejemplo:
En un curso, una profesora contó que en un colegio donde ella había trabajado, un educador de apoyo de la etapa infantil que, entre otras tareas, solía cambiar pañales, recibió un fuerte rechazo por parte de un grupo de familias que no consideraban adecuado que fuera un hombre quien limpiara y cambiara el pañal de sus hijos e hijas.
Ante esta situación se dieron diversas reacciones:
- Una parte del profesorado asistente al curso se manifestó de acuerdo con las familias del ejemplo argumentando que su negativa no estaba relacionada con pensar que un hombre pudiera hacer mejor o peor esta actividad, sino que sentían temor ante la posibilidad de que un hombre pudiera abusar sexualmente de sus hijos e hijas.
- Algunos de los profesores presentes manifestaron que ellos también entendían a esas familias y verbalizaron su pesar y su falta de recursos para manifestar ternura y afecto al alumnado, sin ser sospechosos de un abuso de índole sexual.
- El resto del grupo, profesores y profesoras, pensaba que la reacción de las familias era estereotipada y que tanto educadores como educadoras de infantil pueden y deben realizar un trabajo de cambiar pañales.
Ante estos tres tipos de respuestas surgieron algunas preguntas que permitieron seguir ahondando sobre los miedos y dudas que generó esta situación; si quieres, tú también puedes intentar responderlas:
- ¿qué manera tenemos cada persona de mostrar afecto hacia el alumnado? ¿de qué manera concreta manifestamos ternura en el aula?
- ¿Tendrían que cambiar algo los hombres para que las familias del ejemplo se sintieran más seguras cuando saben que un hombre está limpiando y por tanto tocando los genitales de su hija o hijo?
- ¿Hay alguna relación entre la reacción de las familias y el trato que en muchas ocasiones vemos que todavía muchos hombres dan al cuerpo de las mujeres y las niñas?
Aunque lentamente, cada vez más chicos acceden a estudios y trabajos tradicionalmente femeninos.
Fuente: Banco de imágenes del CNICE.
En este ejemplo, chicos y chicas se ven con dificultades para realizar actividades que se salen de una visión estereotipada de sus capacidades. Por eso es importante que en la escuela se tenga especial cuidado para que realmente tanto ellas como ellos realicen todo tipo de tareas y ninguno de los sexos se estanque en actividades de las que se consideran “naturales” para uno u otro sexo.
Este mismo estereotipo, además de determinadas elecciones laborales, sustenta también determinadas actitudes de la vida cotidiana. Seguro que has oído alguna vez el caso de aquellas parejas en las que “ellos no son capaces de detectar que hace falta comprar lejía o detergente” o bien, esas otras situaciones en las “que ellas no se han enterado que llevan la rueda pinchada”. Quizás, al leer estos ejemplos, puedes decir “pues es verdad, esto a mí me ha ocurrido” y ciertamente así puede ser; pero no por naturaleza, sino por una serie de aprendizajes, conscientes e inconscientes, que llevan a hombres y a mujeres a detectar con mayor facilidad unas u otras situaciones. Pero estos aprendizajes hoy día están ya a disposición de unos y otras de manera que pueden abordar este tipo de situaciones sin problemas, rompiendo estereotipos y demostrando de alguna manera que es el interés y el deseo de aprender lo que realmente permite la realización de estas tareas.
El interés y el deseo de aprender son ingredientes fundamentales para superar estereotipos sexistas.
Fuente: Familia y reparto de responsabilidades. Pág. 28. Instituto de la Mujer, 1994.
- Estereotipos asociados a la imagen y al físico de las personas.
Ya hemos comentado varias veces durante este curso que somos cuerpo y que éste nos acompaña en todas las circunstancias, también en el trabajo. En una buena parte de las actividades laborales que actualmente se realizan, y debido en parte al desarrollo tecnológico, las características corporales no tienen mayor relevancia. Sin embargo, sí hay otros trabajos en los que el cuerpo es un vehículo fundamental para el desarrollo de la actividad.
Por ejemplo un chico o una chica que quiera ser bombero o bombera tendrán que contar con un cuerpo atlético, ágil, fuerte y resistente porque se van a encontrar con situaciones donde se requieren esas características para hacer bien el trabajo. El alumnado que se plantee ser profesor o profesora de educación física, también necesitará un determinado entrenamiento. Igual pasa en el caso de quienes quieran dedicarse a monitorizar algunas actividades de ocio y tiempo libre. Las mujeres suelen mostrar más resistencia para elegir trabajos en los que la condición física es un elemento fundamental. Sin embargo actualmente ellas deben saber que, si así lo eligen y cuentan con una buena forma física, pueden prepararse y capacitarse para ejercer cualquier profesión vinculada a este tipo de características.
Hay otras ocasiones en las que una imagen física determinada aparece como un elemento explícito para ejercer una profesión. Son trabajos en los que en mayor medida se selecciona a chicas para realizarlos (modelos, azafatas de algunos acontecimientos, etc.) que deben ajustarse a unas medidas, formas, vestido, peinado y caras que no son en sí mismas relevantes para realizar con eficacia el trabajo, pero que, sin embargo, suelen coincidir con una imagen estereotipada que supuestamente resulta atractiva para los hombres. Es importante, en este sentido, que las chicas aprendan a encontrar la belleza en sus cuerpos tal cual son, sin necesidad de ajustarlo a unos patrones estereotipados y menos aún para ejercer un trabajo, invitándolas a pensar y reflexionar sobre lo que realmente se les está pidiendo cuando en los anuncios de trabajo se requiere a una “señorita con buena presencia”. De igual manera también habría que invitar a los chicos a reflexionar acerca de esto, empujándoles a pensar sobre lo que hay detrás de esa actitud de muchos hombres para quienes las aportaciones de las mujeres se consideran en la medida que se ajustan a un patrón estético fijo y donde esto se convierte en lo más importante, prevaleciendo incluso por encima de la eficacia del trabajo que se realiza.
Es importante que chicas y chicos tengan una actitud abierta ante la posibilidad de realizar diferentes tipos de profesiones.
Fuente: Instituto de la Mujer (1990)
Superar estereotipos con respecto a lo que podemos llegar a ser pasa por abrir espacios donde imaginarnos con libertad y dar rienda suelta a la creatividad. Por ello es interesante desde las aulas:
- Favorecer una representación, desde la infancia y hasta el bachillerato, de mujeres y hombres en diferentes profesiones, procurando además que en estas representaciones se cuestionen estereotipos como los que hemos comentado.
- Integrar en los contenidos que damos a nuestro alumnado la historia de las mujeres de manera que el alumnado pueda apreciar que siempre hubo mujeres dedicadas a la medicina, a la ciencia, a la música, al arte… y a todo tipo de profesiones. Y también que puedan descubrir a hombres que se han dedicado al baile, a la decoración, al cuidado, etc.
- Asociar las profesiones con las capacidades y deseos de cada persona, evitando que aparezcan vinculadas a opciones sexuales, prototipos de belleza, etc.
- Mostrar imágenes de mujeres y hombres realizando tareas de cuidado hacia sí y hacia la familia.
- Mostrar imágenes de mujeres y hombres que trabajan por el bienestar del grupo social en el que viven.
- Cuidar que en la clase se realicen tareas de responsabilidad en las que participen chicos y chicas: recoger materiales, cuidar las plantas, decorar la clase, etc.
- Cuidar que en la clase chicos y chicas tengan acceso a todos los materiales técnicos, artísticos, científicos, literarios, etc. disponibles e incentivarles su utilización.
Escuchar a los chicos y a las chicas; incentivar que exploren sus deseos y capacidades intentando que tanto unos como otras hablen desde sí. .
Vídeo: Anuncio “Elige tu futuro”
Fuente: María José Díaz-Aguado: Prevenir la violencia contra las mujeres: construyendo la igualdad (Programa para Educación secundaria). Instituto de la Mujer, Madrid, 2002.