1/ Conocemos la prensa
Códigos periodísticos
Código Lingüístico
En la redacción de un periódico encontramos estilos lingüísticos muy diferentes en función de cada tipo de escrito. El lenguaje es el principal instrumento que tiene el periodista para expresarse pero además la sociedad demanda a los medios de comunicación, y especialmente a la prensa, que sean vehículos expresivos de la colectividad. F. Lázaro Carreter se refiere a la responsabilidad que tienen los medios informativos de contribuir a que el idioma permanezca como medio útil y claro de comunicación.
De aquí se deriva la importancia no sólo de decir las cosas sino de contarlas de una determinada forma. La mejor noticia puede resultar incomprensible si no se redacta correctamente. Los autores R. López Cubino y B. López Sobrino lo expresan de la siguiente forma: "La forma de expresarse y comunicarse y el conjunto de reglas y criterios que le sirven de referencia para ello, constituye su estilo de expresión. Aunque difícil de definir, el estilo periodístico resulta fácil de apreciar cuando está ausente de las páginas impresas".
De la necesidad que tienen los medios de comunicación de expresarse de una forma correcta y comprensible para la mayoría, se justifica la aparición de los libros de estilo en cada uno de los medios. El pionero fue el de la Agencia EFE (1975), poco después se sumó El País (1977) y más recientemente ABC (1993) y el Mundo (1996). Actualmente casi todos los medios de comunicación disponen de estos manuales con el objetivo de establecer las normas internas para elaborar las noticias.
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Fernando Lázaro Carreter, en la primera edición del Libro de Estilo de ABC de 1993, indicaba en su prólogo que la pretensión del mismo era ser "un código de precauciones para no infligir sobresaltos al lector solvente y, para resultar inteligible y útil para los que no lo son tanto". Para El País, un libro de estilo no es una gramática ni un diccionario al uso. Es simplemente el código interno de una Redacción de cualquier medio informativo, que trata de unificar sistemas y formas expresivas con el fin de dar personalidad al propio medio y facilitar la tarea del lector en el caso de los periódicos. El Director de El Mundo, Pedro J. Ramírez explica en el prólogo del Libro de Estilo que "el motivo más importante de oficializar y publicitar este libro de estilo no sea otro sino el de elevar el listón de nuestra propia auto exigencia y ofrecer, de puertas afuera, un instrumento al servicio de la conciencia crítica de los lectores (...)" |
El profesor J. L Martínez Albertos formula seis notas características diferenciales del lenguaje periodístico:
- Corrección: Existe un consenso generalizado de todos los tratadistas por el que se establece que el lenguaje periodístico debe reunir unos requisitos irrenunciables de corrección lingüística. Es más, como ha señalado Manuel Casado, hasta hace poco tiempo no existía en el panorama científico de los gramáticos tradicionales, en relación con las manifestaciones periodísticas, otra cosa que no sea una lista de cosas que no deben hacerse porque se atenta con ellas a la corrección que la lengua exige.
- Concisión: Implica decir mucho con pocas palabras que son muy significativas. Para ello, se emplean fundamentalmente frases breves y se rehuye la verborrea y la redundancia por lo que es frecuente el predominio de sintagmas nominales. En castellano, lo aconsejable se establece entre las 15/17 palabras por frase.
Sabías que... Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que el grado de comprensión de un texto está directamente relacionado con la longitud de las palabras. En una frase de longitud media (20 o 30 palabras), el lector retiene peor la segunda mitad que la primera.; si tiene más de 40 palabras , gran parte de la frase no suele memorizarse.
Ampliación: La concisión según E. Dovifat.
Esta exigencia estilística, según Dovifat, se consigue mediante el uso predominante de frases cortas apoyadas en el núcleo nominal de la oración ya que este tipo de construcciones imprimen un estilo nervioso y enjuto a las oraciones mediante la brevedad y la concisión de la frase. La concisión del estilo informativo, continúa Dovifat, se consigue con una expresión reposada y objetiva, pero vigorosa de los hechos. Para ello hay que dejar que éstos hablen por sí solos, la fuerza de la realidad hace que el párrafo más sencillo alcance virtud superlativa. No es el número sino la elección cuidadosa y certera de los vocablos lo que comunica realismo y vida al texto informativo
Históricamente, está demostrado cómo determinadas circunstancias bélicas influyeron de forma decisiva para que una de las características más acusadas de la estructura del relato periodístico fuese la llamada pirámide invertida bajo el criterio de la eficacia y la economía del tiempo y las palabras.
- Según El Libro de Estilo de El País "las frases deben ser cortas, con una extensión máxima aconsejable de 20 palabras. Sujeto, verbo y predicado es la regla de oro".
- Para el periódico ABC cada idea deberá expresarse, si es posible, en una oración, y la información deberá redactarse empleando frases no excesivamente largas.
- El Mundo establece los cinco principios esenciales que debe respetar todo artículo periodístico: precisión, atribución, equilibrio, objetividad y concisión. A este último se refiere de la siguiente forma: "El artículo periodístico no es una novela-río que opta a premios literarios: por eso ha de plegarse a normas de estilo. Y lo importante es llegar pronto y de forma concisa a los hechos fundamentales".
- Claridad: El académico de la lengua Valentín García Yebra sostiene que las dos virtudes de todo lenguaje, y muy en particular del lenguaje periodístico, sin las cuales no es posible desempeñar bien "el noble oficio de la información escrita" son la claridad y la sencillez. Para este autor, la claridad estilística requiere ante todo claridad mental, ya que no se puede relatar bien lo que no se ha entendido o se ha entendido mal.
Según Martínez Albertos, el periodista escribe, ante todo, para ser entendido, por lo que emplea una lengua que se caracteriza por no tener grandes diferencias dialectales ni sociales y cubre todas las necesidades de comunicación que tiene una comunidad. La claridad concierne tanto a las ideas como a la construcción de las oraciones, que suele respetar el orden lógico del castellano: sujeto, núcleo verbal y complementos. La alteración de este orden sólo debe hacerse para resaltar algún elemento que sea muy importante. Se prefiere la frase enunciativa, el estilo directo y el verbo activo.
Ampliación: La claridad según Dovifat y Bond.
Numerosos autores coinciden en la importancia de este rasgo en el lenguaje periodístico, es más, algunos lo consideran una exigencia ineludible.
Para Dovifat la claridad nace de la frase corta.
Para F. Bond se obtiene eliminando de la oración todo aquello obliga al lector a detenerse para reflexionar sobre el sentido de la frase, todo lo que estorba para la rapidez de la lectura. Ambos coinciden en afirmar que la claridad se consigue utilizando verbos de acción, verbos en forma activa, huyendo siempre de la voz pasiva.
El Libro de Estilo de ABC apunta que todo texto destinado a publicarse en este rotativo debe ser redactado en términos simples, directos y efectivos. Para alcanzar esta "virtud" se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones: vocabulario accesible, frases cortas pero variadas, no abusar de incisos o paréntesis, no abusar de la voz pasiva y afirmativo mejor que negativo.
- Captación del receptor: Este elemento tiene mucho que ver con el empleo de determinadas técnicas estilísticas relacionadas con la estructura interna del relato periodístico.
Ampliación: El libro de estilo de El País.
"El propósito al redactar cualquier noticia es comunicar hechos e ideas a un público heterogéneo. Por tanto, el estilo de redacción debe ser claro, conciso, preciso, fluido y fácilmente comprensible, a fin de captar el interés del lector".
En este sentido, admite que "cambiar la forma, el orden y los elementos de las frases resulta más importante incluso que cambiar su longitud. Repetir la misma estructura es el camino más seguro para aburrir al lector".
Dovifat apunta que, técnicamente hay que dar cabida al punto más importante en la primera línea, siempre que sea posible. Luego se añadirá lo menos importante para que, en caso de tener que reducir el texto, siempre sea lo que aparece abajo. Volvemos una vez más a la estructura de la pirámide invertida, aunque ésta por sí sola no consigue captar el interés del lector. Hay que valorar otros factores como la vivacidad, la plasticidad y el colorido.
Ampliación: Vivacidad, plasticidad y colorido.
Vivacidad: Se trata de rapidez, agilidad y por tanto su enemigo es la monotonía y la reiteración. Los recursos para conseguir un lenguaje vivaz son alternar frases largas y cortas; cambiar la forma, el orden y los elementos de las frases; evitar los gerundios y los adjetivos; emplear preferentemente la voz activa y las formas afirmativas; introducir citas, imágenes, etc.
Plasticidad y colorido: Supone hacer las cosas "visibles" para el lector. En palabras de A. Carpienter: "Si tú logras, con pocas palabras, que yo tenga la sensación de color, el tamaño, el aspecto del objeto, habrás cumplido la máxima tarea que incumbe a todo escritor verdadero. Muéstrame el objeto, haz que con tus palabras yo pueda palparlo".
- Lenguaje de producción colectiva: el lenguaje periodístico no es un lenguaje individual sino colectivo. Es un rasgo diferencial más entre la lengua periodística y la literaria, tal como sostiene J.L Martínez Albertos: "la casi totalidad de los mensajes periodísticos, en el momento de establecer contacto con los receptores, pueden ser considerados como obras verdaderamente colectivas, dado el considerable número de operadores humanos que manipulan una y otra parte del mensaje hasta encontrar su plasmación definitiva. Frente a este rasgo, el texto literario se nos presenta como el resultado normal de un solo individuo como sujeto agente: el artista creador o el hablante singular, según los casos".
- Lenguaje mixto: El lenguaje del periodismo está integrado por diferentes lenguajes simples, es decir, supone para el receptor poner en funcionamiento más de una capacidad cognoscitiva, que le obliga a adecuar su entendimiento a una pluralidad de modos comunicativos por la vía intelectual. La exposición del receptor al mensaje se hace en este caso, por una sola vía sensorial: la vista.
El periódico ejerce una notable influencia en el habla del ciudadano medio. Por ello, debe evitar las tentaciones que, a veces, acechan al periodista:
- Literaturizar su estilo. Se hace mucho en las crónicas deportivas y las taurinas. Según el Libro de Estilo de El Mundo "el objetivo del periódico es informar y enriquecer al lector con información y análisis, no convertir cada una de sus columnas en mera muestra literaria".
- Emplear un estilo administrativo: el que emplean los políticos para no referirse con sinceridad a las cosas. A este respecto El País establece que "los periodistas han de escribir con el estilo de los periodistas, no el de los políticos, los economistas o los abogados".
- Uso de vulgarismos, creyendo que así se acercan más fácilmente al lector. A este respecto apunta El Libro de estilo de El País: "Los términos empleados deben ser comunes, pero no vulgares. Cuando haya que incluir vocablos poco frecuentes -por estar en desuso o por ser excesivamente técnicos-, es preciso explicar al lector su significado".
- Difundir extranjerismos innecesarios. "En El Mundo el uso del castellano significa que no se deben emplear en textos informativos palabras ni frases en otros idiomas, incluidos los demás oficiales en España. Solamente en circunstancias excepcionales se podrán incluir palabras o frases en otros idiomas si resultan imprescindibles para comunicar información fundamental o transmitir el ambiente reinante en un acontecimiento".
- Abundancia de eufemismos: palabras o expresiones que sustituyen a otras porque estas últimas resultan molestas por aludir a realidades o ideas que también resultan desagradables. Por ejemplo, en el Libro de Estilo del ABC se insta a huir de las frases tópicas, del uso de términos que han perdido su sentido original a fuerza de abusar de ellos y de los eufemismos innecesarios.
- Uso de circunloquios (grupo de palabras que expresa una idea, la cual podría ser perfectamente manifestada con un solo término).
- Los tecnicismos (palabras propias del lenguaje específico de una ciencia, técnica o profesión) que no sean ya habituales en la lengua deben ser evitados o, si no hay otro remedio, usarlos explicando su significado.
- Al usar frases hechas (conjunto de palabras que posee un significado unitario que no equivale a la suma de los significados individuales de cada uno de los términos) el periodista debe procurar que no sean un simple y vulgar cliché, sin originalidad. El ABC incluye en su manual de estilo el principio de precisión, la norma de evitar "los tediosos clichés idiomáticos en las combinaciones sustantivo-adjetivo: información puntual, consolidación institucional, jornada apretada, estructuras dinamizadas..."
Por la importancia que tienen los titulares en relación a este código hay que precisar que los buenos titulares se caracterizan porque son inequívocos, concretos, asequibles para todo tipo de lectores y sin sensacionalismo. En cuanto a su extensión deben ser escuetos, sin sacrificar la claridad expositiva ni saltarse las normas sintácticas.
L. Gomis ortoga a los titulares de las noticias una triple función:
- Apelativa: captar el interés del lector.
- Referencial: informar sobre el contenido esencial que después se ofrece en el cuerpo.
- De clasificación: identificar las informaciones entre el conjunto de las incluidas en el periódico.
En función del objetivo que pretenden y de su redacción, podemos distinguir dos tipos fundamentales de titulares:
a.- Informativos: anticipan de manera precisa la noticia que viene a continuación. Son el contenido sintético de la noticia. En general constan de una oración, no usan signos de puntuación (salvo interrogación, exclamación y puntos suspensivos) y no suelen sobrepasar las trece palabras. Se construyen generalmente en forma indicativa y se evitan de forma especial los términos que supongan un juicio de valoración subjetiva. Abundan las nominalizaciones:
- "Preocupación sindical en Jerez por el futuro del sector vinícola"
- "Dos estudiantes mexicanos acusados de actividades terroristas"
- "Lamela, favorito en salto de longitud"
b.- Llamativos: buscan principalmente atraer la atención del lector. Su éxito radica en la originalidad y creatividad del periodista. La ironía y las expresiones coloquiales son frecuentes, así como el uso de otros recursos para despertar el interés por la lectura: |
- "Dos Grecos adoban una ensalada judicial en Nueva York" (metonimia)
- "La plaga de los "gorrillas" sin papeles" (jerga coloquial)
- "José Luis Santander, erre que erre" (aliteración)
- "A Drácula le gusta el rock" (anacronismo)
- "Una hormiga ante el elefante" (antítesis)
- "El oro sigue driblando a España" (personificación)
- "Dios sobre la bicicleta" (hipérbole)
- "Una mujer arrincona a Tyson" (doble significado)
- "Tareq, 15 años, una piedra, 80 días en prisión" (enumeración)
Este tipo de titulares, en ocasiones, exige la complicidad del lector e incluso algunos conocimientos previos de los términos, sobre todo en los temas deportivos y económicos. Ejemplos: "Dávila, Miura y Abellán, oreja por coleta en la Feria de Málaga", "El SEPLA propone una huelga de celo para el mes de agosto".
En el caso del reportaje, es frecuente el uso de figuras literarias en la elaboración de los titulares:
- Paradoja: "Vivir muriendo, vivir matando", "Meca lastrado por Meca"
- Juego de palabras: "Flecha da en la diana" , refiriéndose al ciclista Juan Antonio Flecha al ganar una etapa del Tour de Francia.
- Antítesis: "Sueños de gloria en una pesadilla", "Seis ángeles en el infierno de Monrovia" , "Portugal, tan cerca pero tan lejos".
- Metáfora y metonimia: "Operación a corazón abierto en el kilómetro cero" "Nina se baña en oro".
- Hipérbole o exageración: "Armstrong, a un paso del Olimpo"
Un error bastante frecuente en la titulación de los reportajes es apropiarse de expresiones ya conocidas, como es el caso de los títulos de películas, expresiones populares, etc. como por ejemplo, "Terminatour 5"